lunes, 20 de agosto de 2012

Con el Demonio Al Volante


Hay un tema que desde hace tiempo me da vueltas, tiene que ver con la forma en que nos relacionamos con los demás al manejar, y donde en mi opinión mayormente “mostramos la hilacha” y aparece ese energúmeno que llevamos dentro. No sé por qué  extraña razón sucede que al estar al volante el demonio mete la cola (según diría X. Ossandón) y se exacerban todos los defectos. Dicho cambio temo, es una transfiguración, es decir una transformación que implica un cambio de forma de modo tal que revela la verdadera naturaleza.
Bueno, producto de mis observaciones empíricas he clasificado las personalidades ocultas que afloran frente al volante en las que detallo a continuación:

1.- El Coprolálico:
Creo que nunca he visto más improperios lanzados al prójimo que observando y escuchando a diversos choferes. Estos improperios son de todos los tipos, verbales, físicos y muuuuchos de pensamiento.  Se lanzan al chofer del auto del lado que lo va adelantando, al taxista que paró de pronto adelante suyo, al peatón que cruza corriendo por un paso que no es de cebra, a la viejita o al minusválido que demora 5 minutos en cruzar la calle, obviamente que al chofer de la micro que no le cedió el paso, pero también al que quiere cambiar de pista, en fin, parece que el lema es putear a cuanto transeúnte o automovilista ose acercársele. Apuesto a que en su casa no dice tanto garabato como frente al volante, ¿por qué? ¿Es acaso que dentro de su nave se siente refugiado y con derechos para putear al mundo?

2.- El Individualista
¿Cuántas veces le ha pasado estar a la salida de un estacionamiento, o boca calle tratando de entrar en la fila de automóviles que pasan frente a usted y nadie le deja entrar?
Pareciera que todos los conductores por arte de magia están ciegos o con una tortícolis tan extrema que no pueden mirar hacia el lado. O tal vez sea una amnesia pasajera que les impide recordar cuando ellos han estado en ese mismo lugar, esperando que alguien “les de la pasá’ ” ¿por qué esta actitud? Si pasáramos intercaladamente todo fluiría mejor…

3.- El Irrespetuoso:
Todo conductor ha vivido un taco y sabe por cierto lo cansador y estresante que puede ser, más aún un taco carretero, de vuelta de las vacaciones, con los niños preguntando cada 1 minuto ¿cuánto falta para llegar?. En esos momento lo único que uno quiere es llegar pronto a su destino, ¡¡que avance el maldito taco!! Y empezamos a desear con todas las fuerzas que exista la tele transportación, pero prontito viene la resignación… en esos pensamientos está usted cuando de repente mira hacia el lado y ve al IRRESPETUOSO pasar rajado adelantando por la berma. Este indeseable personaje (no tengo dudas que es el mismo que se cuela en las filas) no tiene ni la más mínima consideración con el resto de los conductores que estoicos avanzan según el taco se los permita. Nooooo, este personaje se pasa a todos por donde ya sabe, no le importa nadie más que él, tiene cero sentido de lo colectivo y para más remate aumenta el taco, porque forma adelante el tremendo cuello de botella. Confieso que a este indeseable personaje no lo soporto, y a este sí que jamás “le doy la pasá’ “ cuando quiere volver a la fila.

4.- El impaciente bullicioso:
Tal parece es en los tacos donde se pone a prueba de qué estamos hechos. Lo cierto es que todos los que van en el taco quieren avanzar, yo parto de esa base, no creo que hayan sacado el auto para estacionar al centro de la calzada… y si todos quieren avanzar, ¿para qué toca tanto la bocina? ¿Creerá este energúmeno que la vibración del estridente sonido de la bocina tendrá la magia de hacer fluir el tránsito?  Lo peor es que cuando este energúmeno aparece pegándose a la bocina, todos sus hermanos le responden y suena entonces el más horrible de los conciertos de bocinazos, alterando la poca paz que nos va quedando… estos señores impacientes y bulliciosos me caen mal, no me gustan, no quiero su contaminación acústica. La bocina es un elemento que ojalá nunca tengamos que tocar, es sólo para una real emergencia.

5.-  El Egoísta:
¿Le ha pasado llegar a un estacionamiento y no poder estacionar porque varios de los que llegaron antes dejaron sus autos en medio de la línea de demarcación? Este es un energúmeno que he denominado el Egoísta porque cuando se estaciona sólo se preocupa de quedar bien él, y no piensa en los llegarán después y quedarán sin espacio porque él todo canchero (o mal conductor) se estaciona al medio, ocupando 2 espacios. Estos tipos que tienen esa recurrente actitud parecen estar pidiendo que alguien les desinfle una rueda como escarmiento, confieso que lo he pensado…

6.- El Mala Leche:
Este es el despreciable energúmeno que se estaciona en el espacio demarcado para minusválidos y le da exactamente lo mismo. Nada que decir, soy capaz de ponerme coprolálica si lo pillo.

7.- El Avasallador:
Este definitivamente tiene un problema de personalidad… como para aconsejarle “HAZTE VER” ¡no soporta tener un auto adelante! Necesita pasar adelante, y este sentir se le vuelve una obsesión tal que hace todo por adelantar y una vez que lo logra sigue con el siguiente y así sucesivamente hasta que llega a destino, no sin antes haber hecho pasar susto a cuanto conductor tuvo la mala pata de ir más adelante en su camino, porque el avasallador no tiene miramientos y hará cualquier cosa por adelantarlo. ¡¡A este señor hay que tenerle miedo!!

8.-  El Sádico:
Dícese del conductor que siente placer al pegarse del auto que va delante, y no solo eso, hace rugir el motor detrás y si es de noche más goza porque añade sadismo poniendo las luces altas. Ojo, que no es el mismo tipo del N°7, este no necesariamente quiere adelantar, como dije, él goza de ponerlo nervioso a usted. Realmente es un personaje indeseable.

9.-  El Estridente:
A este gusta de la música alta, y contra más decibeles tenga su radio mejor. Escucha la música a todo shancho, lo que es su elección, claro, pero, ¿es necesario que lleve las ventanas abiertas? A mí me gusta mi silencio o mi música, ¿por qué él se siente con derecho de invadirme con su musiquita estridente? (que la mayoría de las veces no es de mi gusto) Estoy segura de que este es amigo del bullicioso, y ambos deben ser de los que en el metro ponen su ipod tan fuerte que aunque vayan con audífonos todos vamos obligados a escuchar su TUM TUM TUM TUM.

10.- El Aparentador:
Termino con este personaje porque más que indeseable, a mí me da pena. Este es el que se compra un auto bien graaaande y bacán solo para minimizar su inseguridad, lamentable, el tipo lo tiene chico… y el tamaño de su miembro lo inseguriza de tal manera que cree puede suplir el hecho en cuestión con un auto grande. Ha escuchado que a las mujeres le gustan los hombres con auto… pooobre,  lo más probable es que encuentre algunas que se suban con él, pero no lo van a querer nunca por sí mismo, solo espero que alguna vez entienda que el tamaño lo puede suplir no con un auto, si no con una mejor performance, la que de verdad, lejos, se agradece mucho más que un contundente tamaño (según me han contado).

Estoy convencida que la esencia de las personas no se puede esconder, y que en cada una de las acciones cotidianas vamos mostrando lo que en verdad somos, y por cierto, con el tiempo siempre se nota, siempre terminamos por  “mostrar la hilacha”. ¿Se ha reconocido en alguno de estos personajes usted?

lunes, 13 de agosto de 2012

MI CUCHARITA ENCRESPADORA DE PESTAÑAS


 Hoy casi muero cuando me fui a encrespar las pestañas y al abrir el  cosmetiquero no encontré la cucharita que uso para este fin. En serio, casi muero, porque extraviar la cucharita encrespadora es perder una compañera, una amiga.

No le estoy poniendo color,  sé que las mujeres me entienden, porque más del 90% de ellas han tenido o tienen su cuchara regalona.

Sepa usted que cerca de los 15 años las mujeres descubrimos el salto cuántico que hay  entre una mirada con pestañas tiesas versus una con pestañas crespas. La imagen, la seducción, la actitud, todo cambia batiendo unas frondosas pestañas rizadas. Se cierra el ojo más segura cuando el ojo le lleva pestaña ondulá’.

En algún momento de nuestra adolescencia, (tal vez mientras nos arreglamos para asistir a la  primera fiesta)  se produce el rito de iniciación en el encrespado de pestañas. Siempre es otra mujer, mayor que una, la que nos muestra la diferencia encrespándonos  las pestañas con algún adminículo de su propiedad, nos miramos al espejo y no queremos dejar de tenerlas así nunca más. Entonces es cuando necesitamos nuestro propio instrumento encrespador, momento de buscarlo.

En mi caso, intentando repetir el efecto del primer encrespado, logrado con unas unas tijeras viejas que al acercarse me asustaron, supe que lo mío no iba por otras tijeras, por ello probé tapas plásticas de diferentes dimensiones y grosores hasta que me quedé con una verde, de un desodorante que le hacía justo a mi dedo y ojo juvenil, dicha tapa me acompañó por años, en el bolsón del colegio, en el bolsillo del pantalón, en la carterita de la fiesta, en la mochila del campamento, en la maleta de vacaciones, siempre lista para dar el toque perfecto a mis pestañas, en aquellos tiempos de cara lavada en que las pestañas crespas eran mi único maquillaje. Pero un día fui a buscar mi tapita y no estaba, la busqué en el estuche, en mis cajones, en el bolsón, en el baño, debajo de la cama, pero no estaba, había partido al país de las cosas perdidas, allí mismo donde están los pares de mis calcetines huachos, no la encontré más…  traté de buscar una igual, pero no hubo caso, el tipo de desodorante de donde había sacado aquella tapa estaba discontinuado, y ninguna otra se amoldaba a mis dedos y ojos como aquella.

En ese tiempo yo tenía aún cantidad abundante de pestañas jóvenes y dóciles que hasta con un poco de presión de los dedos tendían a verse algo onduladas, lo que me permitió una larga búsqueda. Con las tapas tiré la toalla porque no encontré ninguna que diera buen resultado, entonces recordé haber visto a muchas congéneres usar una cuchara, y decidí encontrar la mía, porque en la vida cada mujer se encuentra con su cuchara.

Ha de saber usted señor varón que no sirve cualquier cuchara, una prueba y prueba, cucharas grandes, medianas, pequeñas; cucharas gruesas, delgadas, muy finas; con mango cilíndrico o plano, largo o corto. De repente se encuentra la adecuada, esa que se manipula sin esfuerzo, que se acomoda bien entre el anular y el pulgar, esa que deja el rizo justo para batir la pestaña coqueta, la que no te quiebra el pelo, esa que te deja un crespo duradero, esa de la cual ya no quieres volver a separarte jamás. Como cada mujer, encontré la mía, y la hice mi fiel compañera. Mi cucharita encrespadora es de esas que le llaman cuchara de té, es delgada pero firme, nunca se ha doblado al presionarla con mis dedos, su mango es del largo de mi puño cerrado y me ha servido desde hace ya unos 15 años. Todos los días la he encontrado donde mismo, yo la saco, me encrespo, la guardo en su estuche y la pongo en mi cartera. No uso máscara de pestañas con frecuencia, pero cuando la he llegado a usar, me fijo que mi cucharita no quede negra, pero si pasa, la limpio, la trato bien, no la ando trayendo pegajosa ni manchada. En todos estos años, escasas veces la he ocupado como cuchara, recuerdo un paseo en que olvidé llevar una para comer, pero ella, mi fiel compañera me salvó, aunque debo decirlo, la comida no sabe igual en una cuchara que es simplemente una cuchara que en TU cuchara, ella te salva, pero no es su oficio.

Durante mi vida adulta varias veces me han recomendado los famosos encrespadores, los he probado, pero en serio no es lo mismo. Una logra tal simbiosis con su cuchara que es imposible reemplazarla.

Hoy como cada día fui a buscarla y no estaba en su estuche. La busqué y la busqué y no la encontré, y estoy desolada porque ella y yo hacíamos gran equipo y temo que cansada haya emigrado y esté junto a la tapita verde, los compañeros de mis calcetines huachos y esas palabras que nunca dije.

Me resisto a andar de pestaña tiesa por la vida, pero mis pestañas ya no son tan frondosas como cuando la conocí… tal vez sea el momento de un encrespador, porque dudo encontrar pronto una herramienta tan eficiente como mi compañera cucharita.
Pestañísticamente hablando, si la ve por ahí dígale que la extraño y que como ella no hay ninguna.

Si me ve a por ahí a mí, y me observa de pestaña tiesa o media quebrá’, significa que aún no la encuentro y que ciertamente la reemplazante no es digna. Eso sí, no se le vaya a ocurrir representármelo, mire que lloro, y la pestaña tiesa y más encima mojada es imposible de ondular.

viernes, 13 de julio de 2012

Los Maduritos son Mejores



Esto de la auto regulación del mercado no funciona en ninguna parte… ayer me junté con unas amigas separadas y sacamos algunas cuentas que no convienen para nada a las mujeres maduras que buscan pareja.

Una mujer que ya ha apagado 30 velitas pero aún no 50 y busca como pareja a hombres de más o menos la misma edad se encontrará con el siguiente escenario:




a)    La mitad de los Hombres entre 30 y 40 años está casado, conviviendo, amancebado, amarrado, con polola de larga data, etc, como lo quiera llamar, el tema es que la mitad está OCUPADO, ergo, solo queda el 50%

b)    Del 50% de hombres libres, aproximadamente el 50% es gay, es decir, no le gustan las mujeres, por lo tanto ni pensar en tomarlos en cuenta como posibles parejas, solo como grandes amigos. Esto quiere decir que del 100% del Universo de hombres de esa edad ya nos queda sólo el 25% … L

c)    Del 25% de los hombres en el mercado, la mitad de ellos tienen problemas de…¿Cómo lo digo? techo bajo, pajarón, mamerto, menos de un dedo de frente, le faltan gramos pa’l kilo, aweonao, le faltan chauchas pa´l peso, le faltan palitos pa´l puente, amermelao, azafate de criadillas (es decir saco de w___) uf! ¿se entiende lo que quiero decir? Esta característica es realmente muuuy poco atractiva. Con eso, si sigo con las cuentas, nooooooo, ya sólo nos queda el 12,5%

d)    Del 12,5%  de los hombres que nos van quedando (ya parece la canción de los perritos) la mitad tiene cualquier tranca, léase pegado en amores pasados, ex insufribles, depravados sexuales, delincuentes, presidiarios, etc. ¡¡Qué penoso!! Ya sólo queda 7,5% plop!

e)    Del 7,5% del Universo de hombres en ese rango etareo, la mitad es amamado, y su mamita NUNCA dejará que su hijito se le vaya, inventará cualquier cosa para retenerlo o meterse en medio y esto para una mujer entre 30 y 40 no es tolerable (creo que lo próximo que escribo es sobre La Suegra)

¿Nos queda alguien? Uf! afortunadamente aún hay patria ciudadanas, tal vez sea usted la afortunada en encontrar dentro del 3,25% del universo de hombres que va quedando (en el rango etáreo 30 – 50) a aquel que le haga tilín el corazón o las hormonas, es decir, que tenga química con usted.

Ya ven, una no se puede confiar en la auto regulación del mercado ¡ni siquiera en estas cosas! ¿qué hacer entonces?

Tal como el estado debe ser responsable y no confiar jamás en qué el mercado se auto regula (creo no es necesario explicar este punto ¿verdad?, pero por si lo fuera le sugiero se acuerde de La Polar y rapidito se le llenará la cabeza de recuerdos idem) una mujer no puede dejar al arbitrio de la auto regulación del mercado la oferta de hombres, más aún, ya que es sabido, la demanda es muy superior.

Vamos con las soluciones. Si lo que se espera es obtener mayor oferta, podrá observar que la mayor cantidad de hombres entre 30 y 50 años que no está en el mercado es sencillamente por estar ocupados (ver letra a)). La evidencia dice que en el rango 50 a 60 este porcentaje disminuye considerablemente, pues el número de separados que encontrará es inmenso. Es cierto que este grupo de varones trae una historia (ex, hijas o hijos) pero lo más probable es que esta historia sea del mismo tamaño que la que tiene usted. ¿Me entiende de qué hablo?

Digo que hay que cambiar el foco y mirar un poco más arriba, que si bien las variables b), c) y d) se repiten también entre los machos entre 50 y 60, la variable e) está muy disminuída pues, a esa edad al menos la mitad es huérfano, es decir, NO HAY SUEGRA.

Si cambia el foco de búsqueda al rango propuesto podrá encontrar hombres que aún saben lo que es un caballero, hombres que han tenido éxitos y fracasos por lo que ya tienen clarita la película, lo que quieren y como lo quieren, hombres que no tienen tanta prisa porque han aprendido lo que es importante o esencial para ellos y ya saben separar la paja del trigo, encontrará hombres que la van a tratar como reina. Sí, es cierto que el pelo ya está cano y el rostro muestra el paso de los años, pero la sabiduría de la madurez no tiene precio, y le aseguro que a esa edad el resto del cuerpecito les funciona perfectamente.

¡¡Suerte!!

lunes, 18 de junio de 2012

¡¡MALDITAS CANAS!!


  Durante mis primeros 13 años de vida fui torturada por un moño perfectamente tirante, pero tan tirante que parecía china, un moño al que no se le escapaba ni un solo pelo ya que mi mami se aseguraba de ello poniéndome algún ungüento. Era tan tirante y tan pegado que no me enteré que era crespa hasta los 14 años, ¡¡en serio!! Esa historia la contaré otro día, lo importante es que una vez que mi pelo se pudo mostrar tal cuál es, me prometí  nunca más atarlo, nunca más someterlo a opresiones, secadores, químicos, ni cepillos que lo quieran subordinar.

  Vivan los pelos que vuelan libres, que se enredan en los dedos del amado, que se pegotean con el chicle descuidado, que se ondulan o alisan según el estado de ánimo de la dueña. Vivan los pelos que se mueven al ritmo del caminar, del bailar o del amar, en resumidas cuentas, ¡viva el pelo al talco! (obvio, tal como salió de la ducha) esas eran mis consignas cabellísticas.

  Todo iba muy bien hasta que hace unos 5 años más o menos pasó algo inesperado, me estaba mirando al espejo y ¡¡oh!! justo al medio de mi despeinada cabellera se levantaban dos pelos más despeinados que el resto… ¡¡¡de color blanco!!!! Traté de ignorarlos pero fue inevitable porque no sólo era su color, es que eran más cortos que el resto y dele con pararse a llamar la atención, juro, que no tuve alternativa, un día ayudada de una pinza los tiré y los saqué de cuajo, me sentí aliviada de no verlos pero me duró poco, días después descubrí con estupor que los viles habían vuelto, pero esta vez traían a varios amiguitos suyos. ¿Aceptar que el tiempo pasa inexorablemente? ¡¡Nunca!! Soy tan rebelde como mi pelo, y un día me fui en picada contra todas las indiscretas canas, ¡qué se han creído! No van a venir a hacerme ver más vieja de lo que soy, Ja!! Y las saqué una por una con premeditación y alevosía.

  Por harto tiempo se me hizo hábito buscar las canas y sacarlas, lo malo es que siempre encontraba nuevas, y cada vez más… cierto día caí en cuenta que de seguir con ese tratamiento iba a terminar calva, lo que me haría ver bastante peor.

  Tratando de buscar una solución que no me hiciera claudicar de mi promesa de pelo libre, encontré un remedio maravilloso, la Henna, me la recomendó una amiga, era un producto natural que camuflaba a las indiscretas y se iba de a poco, con el lavado de pelo. Ya lo dije, maravilloso, la Henna, mi pelo y yo éramos el trío perfecto.

  No tengo claro qué hice mal, pero de pronto la Henna se iba más rápido que eyaculador precoz, no camuflaba tanto las canas, y lo poco que lo hacía se iba al primer lavado, por lo que hubo que cambiar de estrategia. Hasta entonces me resistía a la obligación de la peluquería, las visitaba solo lo necesario para “cortarme las puntas” y mantener un pelo sano, pero a esa altura necesitaba una opinión especializada así que fui  y me dieron el antídoto ideal, un tinte sin amoníaco que cubre las canas y se va con los lavados sin dejar marcas.

  Con ese tinte estuve un par de años, se suponía debía ir cada vez que fuera necesario. Yo estiraba harto el tiempo porque nunca tan canosa tampoco, y por último, porque me negaba a la esclavitud de la peluquería mensual. Esa resistencia me duró hasta que volvieron a aparecer esos dos pelos blancos que se paran rebeldes e indómitos llamando la atención de quién esté hablándome de frente. Era muy notorio e incómodo, la gente en vez de mirarme a los ojos me miraba los pelos blancos parados al medio de mi cabeza.

  Hace poquito con rabia, pena y mordiendo mis consignas de pelo al talco me fui al sillón del peluquero y acepté la esclavitud de la visita mensual como quién se resigna a lo inevitable.

lunes, 4 de junio de 2012

Educación Gratuita Para Todos





Cuando yo era chica vivía en un pueblo chico cerca de Santiago, en una casa linda, con patio grande donde jugaba de sol a sol. Pese a que a mi papi le iba bien, mis hermanos y yo íbamos a un colegio público gratuito.

En cada curso había entre 45 y 50 niños, desde kínder había “semaneros” es decir, 4 niños encargados de mantener el aseo de la sala. Cuando una estaba en ese rol salía unos 20 minutos más tarde, porque barría la sala y después se iba a la casa, ningún padre reclamaba por esto, no se trataba de abaratar costos, hacer el aseo de nuestra sala era parte de nuestra educación, con ello aprendíamos de responsabilidad compartida, de comunidad, de ser parte de un colectivo. Nunca vi que alguien barriera solo sus papeles, o se cuestionara quedarse, lo entendíamos como parte de nuestro quehacer.

En mi curso había niños de todos los estratos sociales, no me di cuenta de ello hasta más grande, cuando ya éramos suficientemente compañeros como para no discriminarnos por una cosa tan irrelevante como quién tenía más en lo material. Jugando en el recreo éramos todos iguales, las diferencias las teníamos por cierto, pero por otras cosas, más bien por ideas, por comportamiento, por notas. Compartir en un curso con personas tan diversas también era parte de nuestra educación, con ello aprendíamos a valorarnos como personas, sin importar cuánto se tiene en el bolsillo.

Para entrar al colegio no se daba examen de admisión, entrábamos al él simplemente porque estábamos en edad de estudiar. Como no existía selección, convivíamos estudiantes con diferentes logros académicos, el que se sacaba malas notas repetía de curso, pero no lo echaban del colegio, tal como dije, repetía de curso, lo que hacía que en un mismo grupo convivieran estudiantes que hacían por primera vez el curso con algunos que lo repetían. Esto también era parte de nuestra educación, nos esforzábamos por no repetir, entre todos tratábamos de ayudar al que le iba mal y nos enojábamos con los “flojos” que no querían estudiar, abogábamos por aquellos que tenían dificultades en su hogar, en fin, éramos parte de un grupo humano diverso en todos los aspectos, lo que por cierto no estaba exento de conflictos entre nosotros, tenía momentos dulces y otros amargos, como la vida misma.

No soy especialista en el tema, pero estoy segura de que todo esto nos preparaba para la vida, era una educación global, no solamente un tema cognitivo, aprendíamos a socializar, a valorarnos, a crear redes de apoyo.

Pasó el tiempo y junto a otras ideas neoliberales, a mi pueblo también llegaron los colegios privados y con ello el descreme por capacidad de pago, por notas, por estilos de vida, por creencias religiosas y políticas, en fin… ahí se rompió el modelo. Hoy veo con tristeza como la educación en Chile está centrada únicamente en logros académicos, olvidando la educación como eje de ciudadanía.

La educación gratuita para todos nos propone un modelo social en el que volvemos a convivir todos como parte de un solo país, destruye los guetos, ofrece a nuestros hijos nuevas distinciones de su entorno, con lo cual pueden ser mejores personas.

Decirnos que la educación gratuita no es justa porque subvenciona a los más ricos me parece que es descentrar el tema de su eje real, esto es mucho más que pagar o no pagar, se trata de justicia social, de conocernos, de integrarnos, de valorarnos. Calidad en la educación es mucho más que cuántos entran a la Universidad o qué contenidos se alcanzan a pasar en el año.

Me molesta y me asusta que cada vez que se habla de calidad en la educación sólo se hable de contenidos académicos y de notas, la calidad en la educación es mucho más que eso.

En estos días, que se cumple un año de el inicio del conflicto estudiantil escribo esto en su apoyo. Yo apoyo el movimiento estudiantil porque no quiero un Chile lleno de castas, selectividad y discriminación. Yo apoyo al movimiento estudiantil porque creo que la discriminación sólo trae humillación, y ésta, violencia que se va acumulando a través de generaciones marginadas. Yo apoyo al movimiento estudiantil porque aún creo que es posible un Chile más equitativo.

martes, 29 de mayo de 2012

EN LA MEDIDA DE LO POSIBLE


“Luchad y puede que murais. Huid y vivireís. Un tiempo al menos. Y al morir en vuestro lecho, dentro de muchos años, ¿no estaréis dispuestos a cambiar todos los días desde hoy, por una oportunidad, solo una oportunidad de volver aquí a matar a vuestros enemigos? Puede que nos quiten la vida, pero jamás nos quitarán ¡¡LA LIBERTAD!!” (Arenga de Williams Wallace)

Ayer leí la entrevista que el ex presidente de Chile, Sr. Patricio Aylwin dio al diario El País. Fue leerla y llenarme de rabia, leerla y morderme la lengua, leerla y llorar de vergüenza e indignación. No sé cuál será la razón por la que muchos después de sentarse en algún sillón de poder pierden toda autocrítica y hasta perspectiva histórica y empiezan a creer que están sobre el bien y el mal, no por nada los antiguos romanos se encargaban de recitar al oído de los guerreros que entraban victoriosos a la ciudad “recuerda que eres mortal, recuerda que eres mortal, recuerda que eres mortal” claro, es porque tal parece que el poder obnubila.
Mucho paño hay que cortar sobre lo que pasó, lo que dicen que pasó lo que hicieron unos y otros en el gobierno de la Unidad Popular o si fue bueno o malo el gobierno, pero convengamos en que hay algunas verdades irrefutables, le guste a quien le guste y le disguste a quien le disguste:
1.- El Gobierno del Presidente Salvador Allende  Gossens fue legítima y democráticamente elegido.
2.- El Gobierno del Presidente Salvador Allende Gossens terminó abruptamente debido a un golpe de Estado.
3.- Luego del golpe de estado hubo 17 largos años de Dictadura.
Soy de las personas que creyó que habíamos ganado en el plebiscito de 1988, grité eufórica de alegría en las celebraciones del triunfo del No. Yo creí que era la manera pacífica de arreglar el problema  y a pesar de todo (ese a pesar de todo da para otro artículo) voté por Aylwin porque confiaba que los líderes de la oposición al Dictador compartían la idea de país que esperábamos y estaban en contra no solo de Pinochet, si no de todo el modelo que él representaba. Yo defendía la vía pacífica para sacar al dictador.
Aylwin con su célebre frase “En la Medida de lo Posible” comenzó a  enterrar la alegría que pensábamos había llegado, esa por la que tantos murieron, por la que tantos sufrieron, por la que a tantos se les rompió la vida.  Yo también fui de aquellas personas que defendió la frasecita pensando que era necesario un gobierno de transición, Pero uno pues oiga!!  No todos los gobiernos de la Concertación.
A medida que fue pasando el tiempo empecé a sentir una incomodidad en la que no quería reparar, porque es duro aceptar que una se ha equivocado. ¡Cuanta ingenuidad derroché en aquellos tiempos!
Cuando miro hacia atrás siento tristeza e impotencia. Los gobiernos de la Concertación gobernaron en la medida de lo posible, y eso significó tranzar todo por lo que tanto luchamos. El modelo económico, educacional, de salud, etc no tuvieron grandes cambios, al contrario, se profundizó el modelo. Crecimos económicamente, ¿crecimos? Más bien algunos (los de siempre) crecieron, y muchos se quedaron mirando. La protección social se transformó en asistencialismo puro, y empezamos a confundir caridad con justicia. Para qué hablar de la justicia en el tema de crímenes cometidos en dictadura.
Hoy miro nuestra sociedad y francamente no veo como volver atrás, el modelo neoliberal ha permeado todas nuestras actividades colectivas e individuales, y ahora sí que es difícil reformar lo establecido, porque los cambios necesarios y de justicia son absolutamente radicales, cuando podíamos no se hizo, ¿por qué?, ¿para cuidar qué?. Por temor, por cobardía, por proteger intereses personales, por evitar un nuevo golpe de estado… por la razón que sea, a la luz de la historia hoy miro el gobierno de Aylwin, su frase pusilánime “En la Medida de lo Posible” y recuerdo la arenga de William Wallace en la película Corazón Valiente. Pienso en lo perdido, en lo tranzado, en lo claudicado por gobernar en la medida de lo posible… pienso en lo violenta que es la brecha entre ricos y pobres en este país, en lo violento que es nuestro sistema educativo discriminador y clasista, en lo violento que es nuestro sistema de salud discriminador y clasista, en lo violenta que es una sociedad con valores neoliberales en los que se están criando nuestros hijos. ¡Eso sí que es violento!
Con todo, miro atrás y me digo, don Pato, ¿porqué no se quedó calladito mejor? Usted con sus declaraciones removió tremendas heridas y recuerdos de tejado de vidrio. ¿Por qué no se quedó callado?, mire que hay hartos que al mirar atrás ya no lo apoyaríamos, somos muchos los que pecamos de ingenuos, somos muchos los que estariamos dispuestos a cambiar todos los días desde hoy, por una oportunidad, solo una oportunidad de volver atrás la historia y dar la vida por no claudicar nuestros ideales. Y que nos  quiten la vida, pero que jamás nos quiten ¡¡LA LIBERTAD!!”

miércoles, 9 de mayo de 2012

El PENECENTRISMO de los Hombres


Hace tiempo, y por muchas razones me da vueltas este tema, tengo varias razones para creerlo, pero lo que me contó una amiga viene a ratificar mis absolutas sospechas, los hombres son absolutamente penecéntricos. ¿Se rié, lo duda? ¡es en serio! A continuación expongo algunas historias que fundamentan mi afirmación.
1.- Una amiga mia tiene una hija de 6 años y un hijo de 4, se separó cuando su hijito tenía 8 meses, en su departamento vive ella, su hija, su hijo y su nana, el papá de los niños está fuera del país, por lo que casi no ve a los niños y ella no tiene hermanos varones. Hace 2 semanas llevó a los niños a control con el pediatra, cuando le contó a su hijo que lo llevaría al médico se dio más o menos el siguiente diálogo:
Niño: ¿por qué tengo que ir al doctor?
Madre: porque a mi me interesa que estés sanito, entonces te llevo a control, porque te cuido y te quiero
Niño: ¿pero que me va a hacer el doctor?
Madre: te va a revisar, te va a pesar y te va a medir
Niño: ¿qué me va a medir?
Madre: la estatura, para ver cuánto estás creciendo
Niño: ah… ¿y me va a medir la cabeza?
Madre: sí, te va a medir la cabeza
Niño: ah… ¿y me va a medir los brazos?
Madre: todo mi amor, te va a revisar entero para ver que estés sanito
Niño: ah… ¿y me va a medir las piernas?
Madre: si mi amor, ya te dije que todo
Niño: ah… ¿y me va a medir el pene? Porque yo quiero tener un pene ¡bieeeeen graaaande!

Esta historia es absolutamente verídica, ¿de dónde saca un niño de 4 años que vive con puras mujeres una idea así?, ya lo dije, los hombres son penecéntricos, y es genético.
2.- Por los hombres he sabido de los jueguitos en colegios de varones en que concursan por quién tira el pipí más lejos. El que gana se siente el más viril, el más Bakan (como dicen los lolos) y obviamente que aquí participan aquellos que creen “lo tienen grande” ¿Me va a decir que eso no es ser penecéntrico? La verdad es que esta “destreza” no le traerá admiración femenina, tiran lejos su orina, pero no son capaces de achuntarle al wáter, pffffffff
3.- En Febrero transmitieron en el cable un programa en donde hablaban de un actor porno que tenía un miembro de 33 cms. Me enteré por twitter del programa porque yo estaba de vacaciones, guatita al sol. Los hombres twitteaban cosas como “ídolo”, “quién como él” y las mujeres twitteaban “que susto”, “yo saldría arrancando” y cosas por el estilo. La media diferencia en las apreciaciones ¿ve? Los hombres son Penecéntricos.
4.- ¿Se ha dado cuenta que los hombre le ponen nombre a su pene, o le dicen “el niño”? tratan a su falo como a una persona con vida propia, como a un siamés que va con ellos a todas partes, pero como a un hermano al que cuidan con esmero, al que aman e idolatran, ¡incluso le hablan! No se ría, es cierto, hablan con su pene como que éste los escuchara… (“te portaste muy bien”, “no me vayas a dejar mal”, “eres un campeón” etc) Al menos yo nunca he escuchado a una mujer con esta conducta hacia sus genitales, o por lo menos es poco frecuente.
5.- Se erige como centro en nuestra ciudad un inmenso edificio que más que edificio parece un monumento fálico, de seguro el arquitecto de esa cosa es hombre. ¿Han mirado ese edificio del señor Paulmann? En serio que me da algo de pudor saber que ya no serán la torre Entel, o el cerro San Cristobal los referentes de altura en la capital de Chile, si no un enorme, un descomunal, un exorbitante pene de concreto… ¿acaso eso no es penecentrismo puro? (dicho sea de paso, tengo la teoría que aquellos que andan por la vida construyendo estas cosas tan grandes, o se compran enormes autos, lo hacen por aminorar el complejo que les causa su verga diminuta. Saque sus propias conclusiones acerca del edificio mencionado).
Podría dar más ejemplos, pero creo que con los entregados queda de manifiesto el claro penecentrismo de los hombres, sin embargo, y aunque no es el tema de este artículo, no quiero desaprovechar la oportunidad de escribir unas líneas acerca del tamaño (punto al que los hombres le dan demasiada importancia), miren ustedes hombres que leen esto, de verdad que no sacan nada con tenerlo grande, dominar el hilo de orina, hablarle tiernamente a su miembro, construir monumentos al pene o bautizar diarios con su nombre…  si no han aprendido a usarlo sexualmente nada de eso vale la pena. Si en realidad quiere tanto a su “niño” no lo malcríe, edúquelo, no puede trabajar solo, enséñele que hay manos, boca, piernas etc. con los cuales debe hacer equipo, es parte de un cuerpo, el de usted, no es un “otro”. En serio que un hombre con un gran pene que duerme en los laureles de su dotado tamaño es tan chasco como aquel hombre de miembro pequeño que justamente por ello es tan tímido que se limitó en el aprendizaje, porque partió pensando que el tamaño es una limitante.
Que ganas de seguir hablando de esto, sin duda da para un próximo artículo (¿querrán los lectores que lo escriba?), además… uf, uf… como que me dio calor… y temo ser censurada jijiji

miércoles, 2 de mayo de 2012

¡SOCORRO! Una adolescente en mi casa


Hola, soy Marta y tengo una hija adolescente.
Escribo este artículo buscando contención  emocional entre las muchas madres que pasan por el duro trance de vivir con una hija entre 14 y 16 (aunque me han contado que el tiempo oscuro dura hasta como los 18, nooooooooooo).
No sé bien como pasó, mi niña un día me dijo buenas noches y al otro día se levantó y toda la ropa le quedaba chica… ahí empezó mi suplicio… es que a nadie le enseñan a ser madre, menos de otra mujer, menos de una que ha vivido una vida tan distinta a la de una…
Voy a tratar de explicar bien lo que me pasa, es que me siento atacada en muchos frentes, me desarma esta situación y por eso recurro a ustedes.
El primer conflicto vino cuando no estuvimos de acuerdo en algo, yo traté como siempre de explicarle como a una niña, con historias de cuando yo era chica, pero ella sin compasión alguna me dijo que no podía entenderlo porque ella no había vivido esas cosas. Balde de agua fría, me echó en cara de una vez y sin anestesia la inmensa brecha generacional, y no es de edad, es de mundos absolutamente distintos, porque claro, yo vi TV en blanco y negro, en mi infancia no había computadores ni mp3, 4 o 5 (ya ni sé en qué número van), yo escuchaba radio AM en un aparato que tenía perillas, y de lola, lo más moderno que tuve fue un personal estéreo. No existía el TV cable, por ello estaba obligada a ver los monitos animados y series que los apenas 3 canales que se veían bien desde mi TV quisieran poner y en los horarios que se les antojara. Mi generación no tomaba bebida gaseosa, a lo más los domingos, o en alguna celebración compartíamos los ¾ de litro que traía la botella de vidrio. Digo estas cosas y se me vienen a la mente mil más, todo un abismo de diferencias entre el mundo que ha vivido mi hija y el que viví yo, claro, difícil entenderse cuando provenimos de mundos tan distintos, difícil empatizar así… ¿cómo entiendo a alguien que estudia y busca información en internet mientras escucha música, baja canciones, habla por MSN con 15 compañeros a la vez, actualiza su facebook, twittea y hojea su cuaderno a la vez? , a veces sospecho que mi hija es una extraterrestre, es que nadie puede ser tan múltiple… yo ocupo el computador, pero con más de 7 pestañas a la vez me tupo y si le agrego 2 conversaciones de chat al unísono ¡colapso! No, así nadie puede…
Hasta hace muy poco nosotras éramos bien compinches regaloneábamos mucho, hablábamos largamente, veíamos TV abrazaditas, etc. De repente pasó que no le gustan más las mismas películas que a mí, me pidió que no le comentara sus fotos en facebook, tiene una vida social que me cansa de solo verla entrar y salir y bueno, me cansa también en mi rol de chofer (que para eso si me necesita). Lo cierto es que ahora cuando me acerco a ella, cuando la quiero regalonear o contarle algo o preguntarle algo ella no tiene tiempo, si no está estudiando (nada que decir, ella es top en sus notas) está leyendo (se lleva horas en eso) o está ensayando una canción, o tiene ensayo con su banda, o se va a la academia de canto, o tiene junta con sus amigas del colegio, o reunión del fans club, o le está haciendo clases de Inglés al vecinito de enfrente (así se gana sus pesos) o anda organizando alguna cosa, en fin, ya lo dije, me cansa…claro que justo cuando soy yo la que está muy ocupada a ella le viene un lapsus de amor absoluto por mí, y en una suerte de regresión casi es otra vez mi niñita de antes, con absoluta ternura me busca y me abraza, me besa y le baja una locuacidad interminable, quiere conversar conmigo y yo entiendo que no puedo moverme aunque el mundo esté cayendo, porque si lo hago me enrostrará que no le doy tiempo por unos 15 días más o menos. La tiranía de los adolescentes, hablan cuando ellos quieren y hay que aprovechar esos momentos pues después vuelven al mutismo rotundo e impenetrable por tiempo impredecible en el que otra vez una se siente un estorbo.
Se acerca a mí y me amedrento, no puede ser que tenga 14, ¡yo a esa edad medía la mitad que ella! Ah no y lo peor es que cuando hablamos ella me da argumentos tan sólidos que trago saliva por orgullo pero también, tengo que decirlo, por vergüenza. ¿Cómo crestas se le hacen entender las reglas de la casa a alguien que te argumenta con tanta vehemencia y fortaleza sus posturas y decisiones? Chuta, es difícil, en un arranque de infinita creatividad se me ocurrió un día decir que a mí nadie me había preguntado si estaba de acuerdo con detenerme en la luz roja, pero por el bien común necesitamos reglas para convivir, la cama se hace miéchica y no hay discusión. (Con eso he mantenido la fiesta en paz por ahora, paso el dato por si le sirve a otra mártir que esté pasando por este trance)
Para que les cuento lo del lenguaje, no, si yo puedo aprenderme la jerga, aunque ella ría diciendo que no la sé ocupar bien, pero hoy en día las palabras no significan lo mismo y me pierdo… lo primero es tratar de entenderlos porque tal como decía la canción (que por cierto ellos no conocen) “les da pereza abrir la boca” entonces hablan todo arrastrado y hay que ponerles mucha atención, no solo eso, además le cambian el sentido a las palabras, usan de muletilla el cómo, todo es cómo, nada es en realidad, y todo es demasiado, sin la connotación de excesivo “te amo demasiado amiga” “te queda demasiado bien esa falda”
Una vez llegué a la casa y ella estaba vestida con mi jeans preferidos y mi chaleco regalón, ¡¡horroroso!!, no sólo le quedaban bien, si no que ¡¡le quedaban muuucho mejor que a mí!! No hay derecho señores y señoras, la compasión es un valor que las adolescentes no conocen, su presencia hermosa, grácil y segura es un permanente recordatorio  de que ya estoy en la mitad de la vida (tomando en cuenta de que la esperanza de vida al nacer de las chilenas es de 85) y que el mundo en que viví ya no existe.
¿Qué me acuerde de cómo era yo a esa edad? Claro que me ponía pesada y llorona, pero yo sabía que los refrigeradores no venían llenos, planchar mi blusa y jumper era mi responsabilidad y no se podía discutir eso, o sea, a mi ni se me ocurría discutir eso, no había opción y punto.
Al menos mi hija no es de pasar en fiestas, no fuma, no bebe y no me levanta la voz, y todavía me dice mami (el día que me diga “viejita” fallezco)
El asunto es que es difícil, se me hace difícil y creo que ella y todos los adolescentes son unos plomos, tiranos, y poco compasivos con sus pobres madres y padres que están confundidos con estos cambios tan repentinos y radicales. Pucha… era tan lindo cuando yo era todo para ella, cuando lo que yo decía era ley, cuando me miraba con admiración y me seguía sin necesitar explicaciones… no es el hecho de que haya descubierto que no soy perfecta, ¡es que me lo enrostra! No es tanto problema que pida le explique cada decisión pero ¿es necesario que ella contra argumente sobre todas las cosas? ¡Hay cosas que son no más y punto por la miércale! Me encanta que sea tan bella, joven y todo lo que se ponga le quede bien pero… ¿tiene que ser tan sincera y representarme la grasita que se me ve sobre la pretina del pantalón?, ¿tiene que lanzarme frases así como: mami, te queda súper, pero  te ves como corta, como que te falta cintura… ay mami, ¡pero no te enojes! Puedo soportar que hable en lenguaje ininteligible, pero que no se moleste porque no le entiendo o porque le pido que me repita lo que dijo, puedo muchas cosas, sobre todo amarla, amarla y amarla, pero que no me pida que sea su amiga, porque yo siempre seré su madre (chanfle la cuestión difícil oh!)
Gracias por leer mi catarsis, y si están pasando por lo mismo, mi más sincera solidaridad y bueno, ayudándoles a sentir, ya saben, sólo es por unos pocos años…uf

martes, 24 de abril de 2012

CHECKLIST PAREJÍSTICO




Hace poco, en casa de una amiga nos juntamos un lote bien simpático, 19 personas cuyo rango atareo estaba entre 40 y 60 años. En este grupo había solo 1  pareja casada y en primer matrimonio, 2 parejas casadas en segundas nupcias, 3 hombres separados solos, 4 parejas conviviendo tras separaciones anteriores, 2 parejas “pololeando” con más de 1 matrimonio en el pasado. En esta fauna parejística obviamente el tema que nos entretuvo fue aceptar que el ser humano es más feliz en pareja y es por ello que no importa cuántas relaciones fracasadas se acumulen, siempre seguimos intentando encontrar aquél con quién compartir nuestra vida. ¿Cómo hacer para no equivocarnos otra vez?, ¿cómo minimizar o controlar al máximo las variables de manera que le “achuntemos” ¡ahora sí! al compañero que esperamos?  El tema no es fácil, más aún cuando los años van pasando y el tiempo no tiene la misma connotación que a los 15 años… La experiencia de algo tiene que servir nos decimos, pero a veces la vulnerabilidad que nos aporta la soledad, el romanticismo que obnubila, o las hormonas que zapatean deseando que “nos toque” luego (kino acumulado le llaman algunos…) no nos permiten ver aquello que después de fracasada la relación vemos tan claramente… no éramos el uno para el otro… ¡no andábamos ni cerca!..., ¿cómo pude?..., ¡al cabo que ni quería! … ¡y con este won me fui a meter!...

Concluimos que es necesario de alguna manera objetivar la oferta y la demanda para no perder tiempo y ayudarnos a descartar de inmediato a quienes por la experiencia que nos ha dado la vida, ya sabemos nos será imposible compatibilizar, porque claro, no nos leamos la suerte entre gitanos, después de los 40 una/o ya tiene su genio, gustos y disgustos bien marcados (blanca paloma no se es), ya se tiene una idea clara de lo que se quiere y de aquello en lo que podemos tranzar y de aquello en lo que no lo haremos. Pues bien, con estos antecedentes la propuesta es que cada uno debe construir su checklist, entonces, cuando llegue esa persona que nos deslumbra y por la cual nos hace tilín el corazón, no hay que perder tiempo, puede ser la persona equivocada, ¿cómo saberlo? simple, hay que aplicar el checklist. Se recomienda entonces, cuándo usted no está emparejado y con nadie en vista, con la cabeza fría y objetiva construir dicho instrumento de ayuda. Para esto debe listar todas aquellas cosas que quisiera compartir con una pareja, o aquello que es importante para usted que posea, luego darle peso según importancia (Muy importante, medianamente importante, poco importante) y si es o no transable (y a cambio de qué). Para ayudar a los lectores, y con el único fin altruista de ayudar al amor parejístico ensayaré aquí un checklist base, el cuál usted puede modificar agregando o sacando características según su conveniencia.



CARACTERÍSTICA
NO
OBSERVACIÓN
1

¿Habla de corrido?


Si la respuesta es NO…next!!!! Si la respuesta es Sí continué con la pregunta 2
2
¿Sostiene una conversación que no sea sobre el clima por más de 15 minutos?


Si la respuesta es NO, deje este checklist y siga con el de relación casual
3
¿Pronuncia mal algunas palabras como pegasoso x pegajoso, tiosko por kiosko, haiga x haya, etc.?


Si usted también las pronuncia continúe, si usted no las pronuncia, no prosiga con esta relación, se avergonzará
4
Al conversar con ell@ ¿le da la sensación de que en el momento de intimidad, cuando se saca la ropa la va doblando?


Si la respuesta es Sí entonces despídase rapidito y NEXT!!!!! No lo siga intentando, no hay feeling sexual
5
¿Le gusta el futbol?


Aplique grado de importancia para usted (en mi caso es crítico)
6
¿Le gusta la U?


Si la respuesta es Sí de seguro esta es una buena persona, continúe con él/ella. Si la respuesta es No Obviamente next! (jejeje)
7
Si se acerca a hablarle ¿siente olor a boca no lavada? Este punto aplíquelo a todos los otros olores que atentan a la buena convivencia (ala, poto, pata, pelo, etc.)


Decida ud. si se dará el tiempo de educar al susodich@ en normas de higiene que debió haber aprendido de niño
8
¿Fuma?


Aplique criterio según la importancia que usted da a este punto.
9
¿Es mamón? (dícese de aquel/aquella espécimen que consulta todo con su mami


Si la respuesta es Sí, siga solo si usted es masoquista
10
¿Tiene Twitter?


Si usted es un vicioso del twitter y él/ella no tiene este será un gran problema. Si él/ella tiene twitter y usted no, mejor entre para que “cache” lo que es ese mundo (y pa’ qué le cuento el submundo de los DM)
11
Durante la conversación casual, ¿ríen al menos una vez en 10 minutos?


Si la respuesta es NO, olvídelo, seguir con un tont@ grave es masoquismo. Cuando la revolución hormonal se calma la risa es el mejor ingrediente para renovar la pasión
12
Va con usted a un bar, pub o restaurant  ¿deja propina?


Si la respuesta es sí continúe conociéndolo, si la respuesta es NO déjelo por cagao (entre otras cosas ya q esta actitud es la punta del iceberg de problemas mayores)

Bueno, siga usted amononando el checklist, este es sólo un ejemplo, ¡y hay tanto por incluir!! Le deseo suerte en su búsqueda, y que el/la próxim@ sea el definitivo/a.