“Luchad y puede que
murais. Huid y vivireís. Un tiempo al menos. Y al morir en vuestro lecho,
dentro de muchos años, ¿no estaréis dispuestos a cambiar todos los días desde
hoy, por una oportunidad, solo una oportunidad de volver aquí a matar a
vuestros enemigos? Puede que nos quiten la vida, pero jamás nos quitarán ¡¡LA
LIBERTAD!!” (Arenga de Williams Wallace)
Ayer leí la entrevista que el ex
presidente de Chile, Sr. Patricio Aylwin dio al diario El País. Fue leerla y
llenarme de rabia, leerla y morderme la lengua, leerla y llorar de vergüenza e
indignación. No sé cuál será la razón por la que muchos después de sentarse en
algún sillón de poder pierden toda autocrítica y hasta perspectiva histórica y
empiezan a creer que están sobre el bien y el mal, no por nada los antiguos
romanos se encargaban de recitar al oído de los guerreros que entraban
victoriosos a la ciudad “recuerda que eres mortal, recuerda que eres mortal,
recuerda que eres mortal” claro, es porque tal parece que el poder obnubila.
Mucho paño hay que cortar sobre
lo que pasó, lo que dicen que pasó lo que hicieron unos y otros en el gobierno
de la Unidad Popular o si fue bueno o malo el gobierno, pero convengamos en que
hay algunas verdades irrefutables, le guste a quien le guste y le disguste a
quien le disguste:
1.- El Gobierno del Presidente
Salvador Allende Gossens fue legítima y
democráticamente elegido.
2.- El Gobierno del Presidente
Salvador Allende Gossens terminó abruptamente debido a un golpe de Estado.
3.- Luego del golpe de estado
hubo 17 largos años de Dictadura.
Soy de las personas que creyó que
habíamos ganado en el plebiscito de 1988, grité eufórica de alegría en las
celebraciones del triunfo del No. Yo creí que era la manera pacífica de
arreglar el problema y a pesar de todo
(ese a pesar de todo da para otro artículo) voté por Aylwin porque confiaba que
los líderes de la oposición al Dictador compartían la idea de país que
esperábamos y estaban en contra no solo de Pinochet, si no de todo el modelo
que él representaba. Yo defendía la vía pacífica para sacar al dictador.
Aylwin con su célebre frase “En la Medida de lo Posible” comenzó
a enterrar la alegría que pensábamos había
llegado, esa por la que tantos murieron, por la que tantos sufrieron, por la
que a tantos se les rompió la vida. Yo
también fui de aquellas personas que defendió la frasecita pensando que era
necesario un gobierno de transición, Pero
uno pues oiga!! No todos los
gobiernos de la Concertación.
A medida que fue pasando el
tiempo empecé a sentir una incomodidad en la que no quería reparar, porque es
duro aceptar que una se ha equivocado. ¡Cuanta ingenuidad derroché en aquellos
tiempos!
Cuando miro hacia atrás siento
tristeza e impotencia. Los gobiernos de la Concertación gobernaron en la medida
de lo posible, y eso significó tranzar todo por lo que tanto luchamos. El
modelo económico, educacional, de salud, etc no tuvieron grandes cambios, al
contrario, se profundizó el modelo. Crecimos económicamente, ¿crecimos? Más
bien algunos (los de siempre) crecieron, y muchos se quedaron mirando. La
protección social se transformó en asistencialismo puro, y empezamos a
confundir caridad con justicia. Para qué hablar de la justicia en el tema de
crímenes cometidos en dictadura.
Hoy miro nuestra sociedad y
francamente no veo como volver atrás, el modelo neoliberal ha permeado todas
nuestras actividades colectivas e individuales, y ahora sí que es difícil
reformar lo establecido, porque los cambios necesarios y de justicia son
absolutamente radicales, cuando podíamos no se hizo, ¿por qué?, ¿para cuidar
qué?. Por temor, por cobardía, por proteger intereses personales, por evitar un
nuevo golpe de estado… por la razón que sea, a la luz de la historia hoy miro
el gobierno de Aylwin, su frase pusilánime “En la Medida de lo Posible” y
recuerdo la arenga de William Wallace en la película Corazón Valiente. Pienso
en lo perdido, en lo tranzado, en lo claudicado por gobernar en la medida de lo
posible… pienso en lo violenta que es la brecha entre ricos y pobres en este
país, en lo violento que es nuestro sistema educativo discriminador y clasista,
en lo violento que es nuestro sistema de salud discriminador y clasista, en lo
violenta que es una sociedad con valores neoliberales en los que se están
criando nuestros hijos. ¡Eso sí que es violento!
Con todo, miro atrás y me digo,
don Pato, ¿porqué no se quedó calladito mejor? Usted con sus declaraciones
removió tremendas heridas y recuerdos de tejado de vidrio. ¿Por qué no se quedó
callado?, mire que hay hartos que al mirar atrás ya no lo apoyaríamos, somos
muchos los que pecamos de ingenuos, somos muchos los que “estariamos dispuestos a cambiar
todos los días desde hoy, por una oportunidad, solo una oportunidad de volver
atrás la historia y dar la vida por no claudicar nuestros ideales. Y que
nos quiten la vida, pero que jamás nos
quiten ¡¡LA LIBERTAD!!”